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"Condiciones para el éxito de ceremonias de degradación" de Harold Garfinkel

Harold Garfinkel  (1917 – 2011), sociólogo norteamericano.
Profesor Emérito de la Universidad de California.
Se denomina “ceremonia de degradación” a aquella actividad comunicativa de los seres humanos mediante la cual la identidad social de uno de los “participantes” es trasladada, dentro del esquema usual de tipos sociales, a un lugar inferior de rango. Algunas restricciones a ésta definición pueden aumentar su utilidad. Las identidades a las cuales la degradación se refiere, deben ser identidades “totales”. Es decir, ellas deben referirse más a los “tipos motivacionales” que a los “tipos de comportamiento” de las personas (Schütz, 1953), no a las formas de comportamiento que se pueda esperar de una persona (en el sentido de las “performances” de Parsons; Parsons y Shils, 1953), sino a las suposiciones del grupo acercade las “causas” y “motivos” últimos de estas formas de comportamiento. (Burcke, 1945,1954).

Los participantes en la acción no proceden racionalmente con arreglo a fines respecto de los fundamentos de los cuales adquieren una comprensión adecuada del por qué ellos u otros han actuado así y no de otra manera. La corrección de una inculpación es juzgada por los participantes en la acción más bien de acuerdo a su coincidencia con patrones de valor institucionalmente válidos y recomendables. Respecto de ésos patrones, ellos establecen las diferencias fundamentales entre apariencia y realidad, entre error y verdad, entre trivialidad e importancia, entre secundariedad y esencialidad, entre casualidad y causalidad. Conjuntamente, los motivos así como también el comportamiento, comprensibles justamente como acción significativa a través de ésos motivos, conforman la identidad de una persona. Ellos constituyen conjuntamente el Otro como objeto social. Las personas que sean identificadas con la ayuda de las “causas” últimas de su comportamiento socialmente categorizado y comprendido, son denominadas como “totalmente” identificadas. Las ceremonias de degradación aquí discutidas son aquellas que se refieren a la transformación de identidades totales.

Se supone que solamente en sociedades completamente desmoralizadas, a un observador le será imposible encontrar dichos rituales, pues sólo en la anomia total faltan las condiciones para ceremonias de degradación. Max Scheler argumenta (Williams, 1942) que no existe la sociedad que, debido a la particularidad de su ordenamiento, no cree las condiciones suficientes para poder provocar vergüenza. Aquí se formula el axioma de que no existe una sociedad cuya estructura social no produzca rutinariamente la degradación de la identidad. Así como las condiciones estructurales de fragilidad les son comunes a todas las sociedades, así también les son comunes las condiciones estructurales para la degradación de estatus. En este marco, la cuestión decisiva no es si se presenta y si se puede presentar la degradación de status dentro de una sociedad determinada. La cuestión es: ¿Cuál es el programa de técnicas comunicacionales que produce la degradación de estatus, a partir del estado de organización social respectivo?
Antes de todo deben responderse al menos tentativamente dos preguntas: ¿A que cualidades de comportamiento nos referimos, cuando observamos el producto de una actividad degradatoria en una identidad total modificada? ¿A qué nos referimos cuando decimos queel esfuerzo para lograr la degradación ha finalizado exitosamente o se ha impuesto en lamedida correspondiente a sus condiciones de éxito?

I.-

Las ceremonias de degradación corresponden al ámbito de una sociología de la indignación moral. La indignación moral es un afecto social. Toscamente hablando, ella es un ejemplo de una clase de sentimientos que se desarrollan en cohabitaciones humanas más o menos organizadas. La vergüenza, la culpa y el aburrimiento son también ejemplos importantes de dichos afectos.
Cada afecto posee su paradigma de comportamiento. El de la vergüenza consiste en contraer y esconder las partes del cuerpo que condicionan la aparición de una persona -sobre todo en nuestra sociedad, consiste en esconder los ojos y la cara. El paradigma del pudor se manifiesta en el modismo que expresa el repliegue de sí mismo de lo público, es decir, la retirada de la atención del Otro públicamente identificado: “Trágame tierra; hubiera querido arrancar y esconderme; quise que se hubiera abierto la tierra y me tragara”. El sentimiento de culpa encuentra su paradigma en el comportamiento de la auto-negación y el auto-desprecio, en el rechazo y la negación del contacto con el cuerpo extraño, en su distanciamiento corporal y simbólico como toser, jadear, sofocarse, vomitar o escupir.
El paradigma de la indignación moral es la acusación pública. Expresamos públicamente la imprecación: “Yo llamo a todos los hombres a atestiguar que éste no es el quedice ser, sino que de acuerdo a su esencia profunda, es en verdad de la más baja especie” (2)
Los afectos sociales cumplen funciones diferentes tanto para la persona comotambién para la comunidad. Para el individuo, la función penetrante del pudor consiste en protegerse de posibles ataques mediante el repliegue total de los contactos exteriores. Para lacomunidad, el pudor significa “individualización”. El pudor se experimenta en la privacidad.
La indignación moral sirve para lograr la destrucción moral de la persona acusada. Diversamente al pudor, que no ata a las personas entre sí, la indignación puede reforzar la solidaridad del grupo. Tanto en el mercado como en la política, las ceremonias de degradación deben ser apreciadas como la forma secularizada de la fusión mística. Estructuralmente, un ceremonial de degradación posee grandes similitudes con ceremonias de designación u adjudicación. Observaremos, cuando tratemos las condiciones de acusaciones exitosas, cómo dichas ceremonias ligan a los individuos con la comunidad. Nuestra pregunta inmediata se refiere al significado de la destrucción ritual.
En la constatación de que la indignación moral conlleva la destrucción ritual de la persona acusada, estamos pensando textualmente en su destrucción. La transformación de laidentidad es la destrucción de un objeto social y la constitución de uno nuevo. La transformación no significa la sustitución de una identidad por otra - donde partes de la antigua identidad, como fragmentos residuales, se encuentran dispersos en torno a una nueva configuración - tal como si la mujer en la vitrina de la tienda que al ser observada más de cerca resulta ser un maniquí, llevara consigo las posibilidades de ser una mujer. No es que el antiguo objeto se renueva, sino que más bien es sustituido por otro. Entonces se anuncia: “Ahora queda demostrado que desde el principio se trataba de alguien completamente diferente”.
El proceso de la inculpación provoca la transformación del carácter objetivo del Otro percibido: El Otro se convierte textualmente, en los ojos de su acusador, en una persona nueva y diferente. No es que al “núcleo” antiguo se le agreguen nuevos atributos. La persona no es transformada sino que modelada nuevamente. En el mejor de los casos, la identidad anterior ocupa el lugar de la apariencia. En la apreciación social de lo que significa la realidad, la identidad anterior aparece como casualidad; la nueva identidad es la “realidad básica”. “Después de todo lo sucedido”, lo que alguien es, en realidad es lo que siempre fue.(3)
La acusación pública logra tal transformación de la esencia, en la medida en que sitúa otro esquema de motivación socialmente reconocido en el lugar del esquema antes utilizado para caracterizar el comportamiento del inculpado. De cara a ese esquema socialmente reconocido como base de su esencia y de sus principios, deben ser comprendidos obligadamente tanto su pasado, como su presente y su futuro, de acuerdo a todas las pruebas en su contra (4). La persona se convierte en otra ante los ojos del público mediante un proceso de interpretación que siga éstas reglas.
II.-
¿Cómo se elabora una buena acusación?
Para obtener éxito, la acusación debe redefinir la situación de los testigos en el proceso de acusación. El acusador, la parte inculpada (que llamaremos aquí “autor”) y el hecho de que se le acusa al autor (que llamaremos aquí “suceso”) deben ser transformadas dela siguiente manera:
1. Ambos, suceso y autor, deben ser extraídos del ámbito de su carácter cotidiano y ser expuestos como “excepcionales”.
2. Ambos, suceso y autor, deben ser trasladados a un esquema de valor que posee las siguientes características:
a) No se debe anteponer el suceso A al suceso B, sino que se debe anteponer un suceso del tipo A a un suceso del tipo B. La misma tipificación debe realizarse con el autor. Suceso y autor deben ser definidos como ejemplos de una unidad y através de todo el proceso de acusación deberán ser tratados como esa unidad. Elcarácter único e irrepetible del suceso o del autor, deben desaparecer. De lamisma manera que no sólo se deberá excluir toda impresión de accidente,encuentro casual, impredecibilidad, casualidad o hecho momentáneo: dichos parámetros deben ser idealmente impensables o por lo menos, deberán serdesechados como falsos.

b) El público debe evaluar las características de la persona tipificada y del acontecimiento tipificado, comparativamente como una negación dialéctica. Enel caso ideal, los testigos no deben estar en condiciones de reflexionar acerca del carácter de la persona inculpada sin hacer referencia a su contraste, de la mismamanera, que por ejemplo, lo profano de un acontecimiento, de un deseo o de un rasgo caracterológico sólo debe esclarecerse mediante la relación existente con lo contrario, con lo sagrado. Los rasgos del asesino que se convierte en salvaje sonel reverso de los rasgos del ciudadano pacífico. La confesión del "rojo" (comunista) se puede leer para indicar el significado del patriotismo. Existenmuchos contrastes a disposición y cada aglomeración de testigos del lado de unaguerra de todos contra todos, dispondrá de una abundancia de tales esquemaspara construir un orden de motivos, propiedades y sucesos “confiables”,“naturales” y “correctos”.
De dichos contrastes se desprende lo siguiente. Si la acusación debedemostrar eficacia, no debe tratarse de un esquema en el que se les permita a los testigos escoger lo que prefieran. Las alternativas deben ordenarse más bien detal manera que la alternativa elegida sea siempre la que moralmente se requiera.Las circunstancias deben estar dispuestas de tal manera que la elección obtenga suvalor y su justificación del hecho de que la elección se realice. (Bateson y Ruesch,1951). El esquema de alternativas debe, en condiciones limitadas, reducir eljuicio del testigo a la “decisión correcta”. La acusación no tendrá éxito si eltestigo puede descubrir libremente que la elección correcta se realizó de acuerdo ala evidencia, por ejemplo, a través de una revisión de las consecuencias empíricasde la elección. Las alternativas deben ser presentadas de tal manera que en elcurso de un acto de elección determinado, se pueda observar como obvio y fuera de duda que el no elegir sólo puede significar una decisión del lado de la partecontraria.
3. El acusador debe presentarse delante del testigo de tal manera que éste lo observe a lo largo de la acusación no como persona privada sino quereconocidamente pública. Él no debe presentarse como alguien que actúa deacuerdo a su experiencia única y personal. Él debe ser visto más bien comoalguien que actúa en calidad de hombre político que participa de experienciascomunitarias conservadas y vigiladas. Él debe actuar como miembro fiable deaquellas relaciones de parentesco que los testigos reconocen. Lo que él diga debeser verdadero no sólo para su persona, aún en el sentido de lo que el acusador ylos testigos reconocen como comportamientos de causa, respecto de los cuales sonde la misma opinión. De ninguna manera, salvo irónicamente, se podrá apelar auna convención como “posible de reconocer por toda persona razonable”. Lo que el acusador diga, debe ser reconocido por los testigos como la verdad sobre la basede una metafísica social aplicada, en la que testimonios y acusador se sientancomo esencialmente análogos. (7)

4. El acusador debe hacer resaltar la dignidad de los valores supra-personales de laparentela y hacerlos accesibles a la observación; su acusación debe ser expuesta recurriendo explícitamente a dichos valores.
5. El acusador debe proceder de tal manera que pueda ser investido del derecho de presentarse en el nombre de dichos valores últimos. El éxito de la acusación fracasará si el acusador recurre a su interés personal para fundamentar su autoridad, adquirida como consecuencia de desagrados acaecidos a él o a otros. Él deberá, más bien, utilizar estos desagrados sufridos como miembro de la parentela, para procurarse de la autoridad y para poder hablar en nombre de esos valores últimos.
6. El acusador debe ser reconocido por el testigo como el defensor de dichos valores.
7. El acusador debe permanecer fiel no sólo a su distancia respecto del acusado, sino que también procurar que el público sienta distancia hacia él.
8. Por último, la persona inculpada debe permanecer ritualmente distante de su lugar en el orden legítimo, ella debe ser definida de tal manera que parezca estar en la parte contraria. La persona inculpada debe ser considerada “fuera”, ella debe convertirse en “extraña”.
Estas son las condiciones que deben cumplirse para lograr una inculpación exitosa. Si dichas condiciones faltan, la acusación abortará. Si el acusador desea obtener éxito,independientemente de la situación de la que parte su acusación, primeramente es indispensable para él crear las propiedades de dicha situación. (8)
No todas las ceremonias de degradación coinciden con parámetros válidos y públicamente reglamentados. La riña que busca la humillación del contrario a través de losinsultos personales, puede lograr la degradación solo en un sentido limitado.Comparativamente, en un tiempo determinado, pocas personas participan en ésacomunicación. Pocos obtienen provecho de esto y el hecho de estar presente no les procura asus testigos ninguna definición del otro que pueda ser estandarizable más allá del grupo o delas escenas particulares.
Los medios para obtener degradación se modifican en sus propiedades y en su efectividad, según la organización del sistema de acción en el que existan. En nuestra sociedad, la arena de la degradación - cuyo producto, la persona redefinida, pueda jactarse ampliamente de transferibilidad intergrupal - ha sido racionalizada al menos en lo que respecta a sus medidas de ejecución. El Tribunal y sus funcionarios poseen algo así como un monopolio directo sobre éstas ceremonias, las que se han convertido allí en rutina profesional. Esto debe ser confrontado como una degradación, que como obligación directa de una parentela o de la chusma, es ejecutada por aquellos que obtienen tantos derechos como deberes de compromiso en cuanto ellos mismos son la parte damnificada o están emparentados con la parte damnificada, a diferencia de los voceros profesionales de sentencias en nuestros Tribunales de Justicia.

Los factores que determinan la efectividad de las tácticas de degradación están predefinidos en la organización y la función del sistema de acción dentro del cual se realiza la degradación. En lo que respecta a la táctica, con la que alguien deba proceder aconsejablemente, ésta depende ejemplarmente de las reglas temporales (timing rules) en las que exista “conversación” en orden de sucesión o intercambio. Las tácticas recomendables para un acusado, que puede responder inmediatamente a una acusación, deben ser confrontadas con aquellas que son recomendables para alguien que debe esperar con la acusación antes que él pueda contradecirlas. Los contactos directos presentan una situación diferente a aquella situación disputada por la acusación o la defensa mediante la radio o la prensa. Influirán en el resultado factores tales como el ordenamiento espacial y el movimiento de las personas en el lugar de realización de la acusación, el número de personas que serán involucradas como acusados, los jurados, los testigos, las sentencias de estatus de las partes, la distribución de prestigio y poder entre los participantes, si para las explicaciones de la acusación existe solamente una oportunidad o si ésta debe ser repetida en una serie de “tentativas”.
Resumiendo, nosotros llamamos la atención sobre los factores que condicionan el éxito de las ceremonias de degradación, en la medida en que comprendemos las acciones de una cantidad de personas como dirigidas por el grupo. Han sido escogidas sólo algunas de las variables estructurales más llamativas, de las que se puede esperar que ofrezcan una sinopsis de las características de las técnicas comunicativas de inculpación. Ellas no nos muestran solamente como se construye una acusación eficaz, sino también como se puede hacer fracasar una acusación.

 
 
Referencias
[*] Artículo publicado en  J. G. Manis y B. N. Meltzer, Symbolic Interaction, a reader in social psychology, Allyn and Bacon, Boston, 1975, ps. 201-208.
(1) Por sus críticas y estímulos editoriales, agradezco a Erving Goffman, Nacional Institute of Mental Health, Betheda, Maryland y a Sheldon Messinger, Social Science Research Council, University of California.
(2) La persona, en cuyas manos ha muerto un vecino, se convierte en “asesino”. La persona que le transfiere informaciones al enemigo es, realmente, es decir “en su esencia”, “en primera línea”, “completamente”, “al fin de cuentas”, “literalmente” un traidor.
(3) Se destacan dos temas en la retórica de la acusación:
1. La disyuntiva entre lo que elacusado pareciera ser y el como ésta sea vista en realidad luego de ser asumido elnuevo esquema motivacional como parámetro y
2. Una revisión de la redefinición del pasado del acusado. Acerca de la relevancia sociológica de la relación entre el interéspor la constitucionalidad, véase especialmente Burke (1945).
(4) Mientras que las construcciones como “en esencia profunda” o “en lo más profundoe interno” han sido expulsadas de la discusión científica, estas construcciones poseen unlugar de relevancia y privilegio en las teorías acerca de motivos, personas y comportamientosasí como éstas son utilizadas en el trato de los acontecimientos cotidianos. Existenfundamentos que justifican la hipótesis de que el vocabulario de motivos de un grupo esliberado de dichas construcciones cuando la relevancia de teorías reconocidas socialmente hasido anulada en la práctica. Esto sucede cuando las relaciones interhumanas son triviales(como durante el juego) o, más interesante aún, en una fuerte desmoralización de los sistemasde acción. En tal estado organizacional, la frecuencia de las degradaciones de estatus es baja.
(5) Como este texto es breve, se corre necesariamente el peligro de que el objeto que tratamos, como resultado de reflexiones excluidas, aparezca como exagerado. Seríaentonces deseable considerar la cantidad de barreras de contención que se encuentranen las acusaciones falsas: acusar el derecho; la repartición desigual de dichosderechos así como el camino en el cual una demanda determinada se convierte eninterés y cómo dicho interés se confunde en la lucha por las ventajas políticas yeconómicas. Además existen preguntas que se refieren al lugar apropiado para unaacusación. El consejo familiar, en nuestra sociedad, se ha convertido en algosecundario.
(6) Estos son los objetivos que deben ser orientados a las técnicas de comunicación del acusador. Dicho de otra manera, en la medida en que las tácticas del acusador logranun ordenamiento nuevo en la definición de la situación para los testigos del proceso deacusación, el acusador tendrá éxito en la transformación de la identidad pública de suvíctima. La lista de las condiciones para ese efecto de degradación son lasdeterminantes de dicho efecto. En el esquema de una intención racionalmenteefectuada, son ellos los medios adecuados. Según su efectividad, alguien debeescoger su táctica para realizar esos propósitos.
(7) Para el miembro de buena fe, ésta no es ninguna base para lograr acuerdo sino unasobre la cual, esencialmente equivalente, desde un principio se estuvo de acuerdo.
(8) Ninguno de los problemas referentes a las condiciones comunicativas uorganizacionales para la efectividad de esas propiedades de la situación, ha sidotratada aquí en forma sistemática. El problema de las técnicas de comunicación en ceremonias de degradación está planteado, sin embargo, bajo la luz de conceptos concatenados. Estas concepciones pueden ser enumeradas con las siguientes constataciones: 1. La definición de la situación para los testigos (para simplificar utilizaremos la expresión S) conlleva siempre propiedades temporales. 2. S en el tiempo t2, es una función de S en el tiempo t1. Esta función está expresada en forma de operación, en la que S transforma en el tiempot1.3. La operación será comprendida como actividad comunicativa.4. Para la acusación exitosa es necesario que S en el tiempo t2, posea propiedades específicas. Estas han sido explicadas más arriba.5. La tarea del acusador consiste en modificar la definición de las situaciones (S, S) en los testigos, de tal manera que S, S muestre las características deseadas.6. Para la “racionalidad” de las tácticas del acusador, es decir, su adecuación como medio para alcanzar la transformación necesaria del complejo que alcanza la transformación de la identidad, son decisivas las propiedades organizacionales y funcionales de la red de comunicación (el sistema social), las cuales determinan el tamaño de la discrepancia entre el efecto perseguido y el efecto actual en el proceso de comunicación. Dicho de otra manera, la cuestión no se plantea según el origen temporal de la situación sino siempre y exclusivamente de acuerdo a los cambios de la situación en el tiempo. Aquí defendemos la opinión de que la definición de la situación en el tiempo t2 es una función de la definición de la situación en el tiempo t1,donde dicha función se compone de una serie de operaciones particulares en el proceso comunicativo, y que la situación transformada en el tiempo t1 es la situación en el tiempo t2. Expresado en conceptos estratégicos, la función se compone de programas de acción, que el acusado debiera seguir para conseguir la transformación de S-t1 en S-t2. En este texto se ha tratado S-t1 como un estado indeterminado.
 
 
Bibliografía
Bateson, G/Ruesch, J.: Communication: The Social Matrix of Psychiatry. New York, 1951
Burke , K.: A Grammar of Motives. New York, 1945
Burke, K.: Permanence and Change. Los Altos (California), 1954
Parsons, T. y Shild, E.: Values, Motives and Systems of Actions en T. Parsons y E. Shild (Ed.) : Toward a general Theory of Social Action, Cambridge, 1951.
Schütz, A.: Common Sense and Scientific Interpretation of Human Action en: Philosophy and Phenomenological Research, Bd. 14, Nº 1, Sept., 1953.
Williams, R. H.: Scheler’s Contributions to the Sociology of Affective Action, with Special Attention to the Problem of Shame en : Philosophy and Phenomenological Research, Bd. 2, Nº 3, March, 1942.

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